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La región de América Latina y el Caribe (ALC) demostró ser relativamente resiliente ante el aumento del estrés de deuda, la inflación persistente y la incertidumbre en torno a la invasión rusa de Ucrania. Los niveles de ingreso y de empleo en general se recuperaron tras la pandemia, la pobreza se redujo y los mercados siguen siendo moderadamente optimistas respecto al corto plazo. No obstante, la incertidumbre aumenta a nivel mundial, incluida una ola reciente de quiebres bancarios en EE. UU. y Europa. Fortalecer la resiliencia, tanto en los frentes sanitario como macroeconómico, sigue siendo primordial. Aún se debe avanzar en la cobertura de vacunación y en el estado de preparación de los sistemas de salud, mientras la institucionalidad de la política macroeconómica está siendo cuestionada en algunos países.La evolución de la economía mundial ofrece dos nuevas oportunidades a la región: la tendencia hacia la deslocalización cercana —mover la producción más cerca de los mercados de EE. UU. y Europa — y el imperativo de luchar contra el cambio climático, que le brinda a la región una nueva ventaja comparativa en capital solar, eólico, hidroeléctrico y natural. Aprovechar esta situacióndemandará una mayor integración en la economía mundial. No obstante, y paradójicamente, de cara a estas oportunidades, ALC está reduciendo su nivel de integración. La intensidad del comercio en general se estancó, mientras que la inversión extranjera directa (IED) disminuyó en la mayoría de los países.Más allá de las reformas estructurales a largo plazo necesarias para reducir el riesgo sistémico, elevar el nivel y calidad de la educación, invertir en infraestructura y asegurar el correcto funcionamiento de los mercados financieros, este informe hace un llamado a preservar las conquistas reputacionales de los últimos veinte años en términos de estabilidad macro y simplificación de las normas que rigen el sistema aduanero y el transporte con el fin de reducir el costo de hacer negocios en la región. Las agencias de promoción de exportaciones y las agencias de promoción de inversiones también pueden ayudar, dado su sólido historial. Un enfoque integral, tanto para las reformas de corto como de largo plazo, podría impulsar a ALC hacia un compromisorenovado y más dinámico con la economía mundial
The Latin America and the Caribbean (LAC) region has proved to be relatively resilient in the face of increased debt stress, stubborn inflation, and uncertainty arising from the Russian invasion of Ukraine. Income and employment have largely recovered from the pandemic, poverty has receded, and markets remain guardedly optimistic about the near future. However, global uncertainty is rising, including a recent wave of bank failures in the US and Europe. Strengthening resilience, both on the health and macroeconomic fronts, will be paramount.Progress remains pending in both vaccination coverage and health system preparedness, while the institutionality of macroeconomic policy in some countries is being questioned. The evolution of the global economy is providing two new areas of opportunity for the region: the trend toward nearshoring-moving production closer to the US and European markets-and the imperative to combat climate change, which is giving the region a new comparative advantage in sun, wind, hydro, and natural capital. Taking advantage of these will require greater integration into the global economy. Yet, paradoxically, in the face of these opportunities. LAC is becoming less integrated. Trade intensity has largely stagnated, and foreign direct investment (FDI) to most countries has declined.Beyond the long-term structural reforms needed to reduce systemic risk, raise the level and quality of education, invest in infrastructure, and ensure well-functioning financial markets, this report calls to preserve the reputational gains of the past 20 years in terms of macro stability and streamlining regulation dealing with customs and transport to lower the cost of doing business in the region. Export promotion agencies and investment promotion agencies can also help as they have proven track records. A comprehensive approach to both shorter- and longer-term reforms could move LAC toward a renewed and more dynamic engagement with the global economy